Ni simpático ni serio
En la acumulación de despropósitos de los últimos meses, la frase que resume la definición del proyecto político del señor Aznar para España es que no quiere un país simpático, sino un país serio.
Artículos desde 1978
Gobierno
En la acumulación de despropósitos de los últimos meses, la frase que resume la definición del proyecto político del señor Aznar para España es que no quiere un país simpático, sino un país serio.
El despliegue se desarrolla inexorable. Como si de una invasión de hispanos se tratara, se llena de Sánchez, Pérez, Garcías y González -incluso-. El Golfo se llena de tropas dispuestas a combatir al cabeza visible del «eje del mal». La ventana temporal de oportunidad se acerca en el duro desierto bíblico.
Ha sido un 27 de octubre y me siento a escribir el 28, dos décadas después de un día semejante para mí, para mi país, para las gentes que, cargadas de esperanza, acudieron masivamente a definir un rumbo nuevo aquí y allá, entonces y ahora. El de Lula es un triunfo importante para Brasil, pero trasciende las fronteras y sacude a la América latina con un viento diferente, como un grito expectante, reclamando otro destino.
El sábado 6 de abril, enfrascado en una reflexión sobre el conflicto israelo-palestino, recibí una llamada de Mary Robinson desde Ginebra, en su condición de responsable de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Marruecos está cambiando y a mí sí me recuerda épocas que he vivido. Ese cambio está más allá, o más acá, de la correcta explicación sobre el proceso que puede verse en ese análisis del jefe del Gobierno marroquí.