Que nadie menosprecie el valor de las palabras. De ellas nacen tanto la guerra como la paz.

Hace un mes y medio, la Liga Árabe, reunida en Riad al más alto nivel, reiteró su propuesta de paz de 2002 sin que la comunidad internacional haya prestado atención a la envergadura de la reunión y sus posibles consecuencias.

15 años después de la Conferencia de Paz sobre el conflicto árabe-israelí celebrada en Madrid.

Inmediatamente antes de que empezara esta nueva fase aguda del conflicto árabe-israelí, es decir, antes del secuestro de un soldado israelí en los territorios ocupados y de los acontecimientos dramáticos en el Líbano a partir del secuestro de otros dos soldados, tuve una discusión no querida por mí con el embajador israelí.

Esta pregunta dominaba el coloquio de Pilas (Sevilla) entre israelíes y palestinos, hace menos de un mes. Bajo la batuta de Barenboim, la fundación que lleva su nombre con el de Said, nos había reunido para analizar la situación del conflicto.