Fue solo música
El entusiasmo que provocó el Consejo Europeo de junio se ha esfumado. Ya dije entonces que la música sonaba bien, pero que había que esperar a la letra. Esta ha sido, una vez más, decepcionante.
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Unión Europea
El entusiasmo que provocó el Consejo Europeo de junio se ha esfumado. Ya dije entonces que la música sonaba bien, pero que había que esperar a la letra. Esta ha sido, una vez más, decepcionante.
El Consejo Europeo de la semana pasada fue, ¡por fin!, normal teniendo en cuenta las circunstancias por las que atraviesa el Euro y la situación de España y de Italia. Claro que la normalidad estaba trufada del dramatismo de las discusiones entre los jefes de Estado y de Gobierno a altas horas de la madrugada.
Hoy y mañana se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno en otro Consejo Europeo. Como el tiempo para tomar decisiones que nos saquen del marasmo ya se agotó y el Euro está realmente en riesgo con todas sus consecuencias, deberíamos esperar algo de esta reunión del Consejo. Pero no debería ser calificada como «un Consejo Histórico», porque ya hemos tenido sobredosis de ellos en los tres últimos años, sin que sirvieran para nada.
La especulación financiera galopa por delante de las decisiones.
Los ciudadanos se mueven en el desasosiego, cuando no en la frustración.
La UE debe avanzar en la federalización de políticas fiscales y económicas.